jueves, 24 de septiembre de 2015

La procrastinación y el TDAH

Uno de los síntomas más representativos del TDAH es la llamada procrastinación. Por procrastinar me estoy refiriendo a esa acción (más o menos frecuente en algunas personas) de postergar tareas prioritarias que nos habíamos propuesto, para realizar otras menos urgentes, albergando,  interiormente la posibilidad de completar nuestras prioridades en un hipotético futuro. De hecho, he de confesar que mientras escribo este artículo estoy evitando la preparación de un examen que tengo que realizar antes de que acabe este mes. O sea, estoy procrastinando.

Lo primero que me gustaría comentar es que la procrastinación NO es EXCLUSIVA del TDAH. Esto cualquier coach lo sabe muy bien. Si buscas en internet puedes encontrar decenas de artículos como este que se refieren a ella como algo más o menos extendido en nuestra sociedad.



Pero ¿Cuál es su origen? ¿De dónde surge? ¿Para qué procrastinamos? Normalmente la procrastinación aparece como una reacción emocional desagradable que nos está avisando de que algo no va bien. Algunas de las causas más comunes son las siguientes:
  •  No hemos planificado adecuadamente aquello que queríamos realizar.Con esto quiero decir que  sabemos lo que queremos (por ejemplo, aprobar un examen) pero no nos hemos parado a pensar CÓMO lo vamos a hacer. Cómo vamos a dividir los temas, qué partes del día vamos a destinar, etc, cómo vamos a ir comprobando que lo sabemos, etc... 
  • No hemos sopesado las consecuencias que supondrá lo que queremos hacer. En otras palabras, cuando tomamos la decisión de llevar a cabo la acción no tuvimos en consideración que íbamos a tener que renunciar a algo. Por ejemplo, cuando decidí preparar el examen, no contemplé que ya no iba a poder hacer cosas que me gustan como quedar con mis amigos para jugar a los dardos o ver series de tv. 
  • No tenemos una estrategia de motivación lo suficientemente efectiva para compensar las posibles vicisitudes que nos encontremos en el proceso. Por ejemplo, llevo una media hora estudiando, estoy agotado y veo que aún me quedan otros 20 folios por estudiar, en ese momento la tentación de abandonar aparece. Posibles estrategias podrían ser que en ese instante me imagine a mi mismo el día después del examen satisfecho y celebrándolo o incluso puedo imaginarme a mi mismo sintiéndome como un idiota después de pagar las matrículas y suspendiendo, si es que eso me funciona más para activarme y evitar esa mala consecuencia.
  • Creemos que no somos lo suficientemente capaces para llevar a cabo la tarea o al menos para terminarla al ritmo que nos habíamos propuesto. Esto es algo que puede estar muy condicionado por experiencias previas, autoestima y creencias. 
Todas estas causas están ahí y la mayoría de las veces son inconscientes. Pero en mi opinión, la peor parte de la procrastinación viene después de haber postergado la acción que es cuando nos sentimos culpables por haberlo hecho y aparecen sentimientos de insatisfacción y auto-desprecio. Es como si nos autoflageláramos por ello aumentando más aún si cabe nuestra frustración. Estoy hablando de pensamientos como "otra tarde perdida", "si es que no tengo remedio"...

El autoflagelamiento es, sin duda, la peor parte de la procrastinación.


¿Por qué la procrastinación es un síntoma común en el TDAH? Como ya indiqué antes la procrastinación se presenta en la mayoria de la gente, pero las personas con TDAH nos vemos especialmente afectadas por ella debido, en mi opinión, a los siguientes motivos: 

  • Por un lado tendemos a generar más situaciones procrastinadoras debido a que nuestra impulsividad  hace que muchas veces tomemos decisiones muy a la ligera y sin sopesar los futuros esfuerzos que nos van a requerir ni ser totalmente conscientes del proceso a seguir. Dicho de otro modo, nos apuntamos a un bombardero.
  • Por otro, tenemos menos recursos para afrontar las situaciones procrastinadoras que hemos generado. Nuestras funciones ejecutivas no funcionan tan bien como debieran para inhibir distracciones y desarrollar un habla interna que nos ayude a persistir auto-motivándonos pensando en las consecuencias (tanto buenas por haberlo logrado y malas por no lograrlo). 


Pero si hay algo con lo que me gustaría que te quedaras de este artículo que estás leyendo, es la idea de que la procrastinación no es algo malo sino necesario. Es más un avisador como ese pequeño malestar físico que aparece mientras estas haciendo un ejercicio mal ejecutado. En este caso tu cuerpo te está avisando para que pares y lo hagas de otra manera o preguntes cómo se hace a un monitor. La procrastinación es ese aviso que tu inconsciente te está dando por medio de ese "malestar emocional" para que te hagas preguntas como estas ¿para qué estoy haciendo esto? ¿qué es lo que no me gusta de lo que estoy haciendo? ¿Qué otras opciones hay para conseguir lo que quiero? ¿qué tendría qué hacer para sentirme mejor? ¿cómo podría re-organizar la tarea? y, la verdad,  seguiría poniendo más preguntas pero lo tengo que dejar aquí que, no se por qué, me han entrado ahora muchas  ganas de estudiar...


jueves, 17 de septiembre de 2015

Comprendamos el TDAH: El TDAH como trastorno del Neuro-Desarrollo.






Se pueden definir Trastornos del Neuro-Desarrollo (TND) como aquellos vinculados a la maduración del Sistema Nervioso  que se presentan en el inicio de la infancia y que se expresan de forma diferente en las distintas etapas del crecimiento de una persona. Por lo tanto, no son problemas estáticos ya que van evolucionando a lo largo de la vida. Los TND se manifiestan con conductas que no son apropiadas para el nivel de desarrollo esperado en frecuencia, duración e intensidad y que a su vez generan problemas de adaptación en contextos diferentes.

El TDAH está dentro de esta categoría debido a que hay dos rasgos psicológicos que tienen un desarrollo no esperado para la edad y que a lo largo de la vida pueden casuar problemas de adaptación de diferentes maneras:

  • El primero es la dificultad en la inhibición la cual influirá en la infancia en la aparición de conductas motoras irrelevantes  para un fin determinado (hiperactividad) y de comentarios poco apropiados que no tienen en cuenta las consecuencias. Más tarde esto se plasmará en las dificultades para inhibir las distracciones (concentración)  a la hora de realizar y organizar una tarea y en el desarrollo pobre de un habla interna con la que modularemos nuestra conducta y que será la base para las funciones ejecutivas. Por regla general las personas con TDAH, durante la edad escolar tienen un desfase de tres años en estas habilidades.Al llegar a la edad adulta aproximadamente dos tercios de las personas que tenían TDAH en la infancia seguirán mostrando perjudiciales síntomas derivados de la inhibición que se plasmarán en conductas como la mala gestión del tiempo y la desorganización lo cual puede afectar seriamente a su rendimiento laboral. 
  • El otro rasgo a tener en cuenta el  la dificultad para la auto-regulación emocional haciendo parecer más inmaduras a las personas con el trastorno. Es frecuente ver cómo en la primaria se ponen a llorar o se enfadan de sobremanera por pequeñas frustraciones que la mayoría del alumnado suele superar con facilidad. O cómo en la adolescencia presentan muchas dificultades para relacionarse con su grupo de iguales y sobrellevar está, ya de por sí, complicada etapa de la vida. No es que tengan ideas y emociones diferentes al resto, es que las gestionan peor. Otro ejemplo que suele usar Russell Barkley en algunas conferencias es el de una persona adulta con TDAH que se enoja con su supervisor en una reunión de trabajo y es despedido por ello, cuando el resto de sus colegas profesionales, internamente, albergan los mismos sentimientos de enfado (o incluso peores) hacia el superior, pero saben cómo gestionarlos en un momento de crisis. Estas situaciones son, sin duda, fuentes continuas de frustración.

lunes, 7 de septiembre de 2015

TDAH y comorbilidad: La dislexia.



Iniciamos una sección en el blog en la que hablaremos de los trastornos más comúnmente asociados al TDAH. Daremos información sobre los mismos y mencionaremos lo que supone su relación con la hiperactividad. 

¿Qué es la dislexia? 

Podemos definir a la dislexia como una serie de dificultades de aprendizaje de la lectura no atribuibles a déficits intelectuales, sensoriales ni socioculturales y que aparecen después de los 7 años. 



Cuando hablamos de dislexia hablamos casi exclusivamente de la decodificación y reconocimiento de las palabras. La lecto-escritura es un proceso muy complejo en el cual intervienen muchas zonas de nuestro cerebro de manera conjunta, poniendo en funcionamiento una serie de procesos automatizados.  Para hacernos una idea general explicaremos algunos de ellos:  


  •       La vía indirecta: es el proceso mediante el cual descomponemos las palabras sílaba a sílaba. Lo utilizamos cada vez que leemos una palabra nueva o poco familiar,  como por ejemplo chirinola. Con este proceso, nuestro cerebro separa automáticamente la palabra chi-ri-no-la en sílabas o golpes de voz manteniéndola en nuestra memoria auditiva.
  •        La vía directa: es el proceso mediante el cual reconocemos y automatizamos las palabras en un golpe de vista. Lo utilizamos para leer las palabras conocidas y familiares. Gracias a este proceso podemos realizar una lectura rápida y fluida sin tener que pararnos a analizar todas y cada una de las palabras.
  •        La lateralización: más que un proceso esto es una referencia que adquirimos en nuestra infancia gracias a que presentamos una mano dominante. La diferenciación ente derecha e izquierda nos servirá para orientarnos en el espacio y será fundamental para auto-representarnos y reconocer la posición de nuestro propio cuerpo y de otros objetos. 

En la dislexia generalmente están alterados alguno de estos procesos, o varios. Lo que da origen a diferentes tipos de trastorno que han de ser cuidadosamente diagnosticados,  algunos de ellos son:

  •       La dislexia fonológica: ocurre cuando está alterada la vía indirecta. Normalmente la persona leerá razonablemente rápido las palabras que conoce, pero le costará enormemente representarse fonológicamente palabras nuevas.
  •        La dislexia visual: ocurre cuando está alterada principalmente la vía directa haciendo que la lectura sea lenta e infructuosa ya que la persona parece no retener palabras conocidas y tiene que analizarlas una por una.
  •        Dislexia mixta: se da cuando se combinan alteraciones en las vías directa e indirecta.
  •        Dislexia viso-espacial: tiene lugar cuando hay confusiones en la discriminación visual de fonemas como por ejemplo p b. 
 Cada tipo de dislexia será trabajada de forma personalizada, dotando a la persona de estrategias compensatorias eficientes que le permitan mejorar sus procesos lectores. 

La dislexia y el TDAH.  

El TDAH presenta una comorbilidad de aproximadamente un 40% de trastornos del aprendizaje. Uno de los más comunes es la dislexia. Algunas investigaciones sugieren que ambos trastornos comparten un bajo nivel de procesamiento de la información y que pudiera haber factores genéticos comunes entre ambos relacionados en este aspecto.  Sin embargo las diferencias entre ambos trastornos son claras: el TDAH es un trastorno del rendimiento ejecutivo y la dislexia es un trastorno de la lecto-escritura exclusivamente. 

Lo que sí sabemos es que la dislexia cuando se presenta junto al TDAH eleva gravemente el riesgo de inadaptación escolar hacia el sistema educativo, especialmente si este está basado principalmente en el aprendizaje lecto- escritor y en la realización de tareas sin significado para el alumnado, en lugar de,  en el desarrollo de competencias y habilidades que pongan en práctica los contenidos a desarrollar. 

Las personas con Dislexia/TDAH  tienen muchas papeletas para sufrir falta de autoestima, ansiedad, frustración y enfado al darse cuenta de que tardan más que el resto en terminar una tarea. Todo esto puede allanar el camino a futuros trastornos de conducta o emocionales. A pesar de todo, también se conocen casos de personas que han sido capaces de superar ambos trastornos y alcanzar una plena adaptación. Un tratamiento a tiempo, unido a una conciencia favorable del trastorno por parte de la persona y su familia pueden augurar un buen pronóstico. 

Pautas metodológicas favorecedoras. 



A parte de una minuciosa evaluación psicopedagógica que proporcione los apoyos más precisos y certeros para las necesidades que pueda presentar cada persona, las pautas metodológicas más destacables para favorecer la inclusión de las personas disléxicas son las siguientes: 

  •          Utilizar información verbal y visual simultáneamente tanto como sea posible. Usando todos los recursos visuales disponibles.
  •         Introducir todas las posibles palabras nuevas en la pizarra antes de iniciar un tema y destacar las más significativas.
  •          Realizar más actividades manipulativas en lugar de ejercicios memorísticos.
  •          Fomentar técnicas de aprendizaje en parejas o pequeños grupos que fomenten la enseñanza tutorada entre iguales.
  •          Situar a la persona cerca del docente para poder dar más apoyo en caso de que sea necesario.
  •         Mostrar públicamente las realizaciones bien hechas para favorecer la auto-estima.
  •         Evitar la exposición a leer en público.
  •         Adaptar la evaluación realizando más pruebas orales y/o dar más tiempo en las pruebas escritas.