miércoles, 23 de marzo de 2016

Libros interesantes: Hiperactivo, distraído, impulsivo ¿Me conoces?




Posiblemente si tuviéramos que elegir entre 5 libros de primer contacto para unos padres que acaban de recibir el diagnóstico, sin duda, este sería uno de ellos. En esta entrada describiremos las claves que nos hacen llegar a esta conclusión.


Sobre el autor. 


José J. Bauermeister es catedrático de psicología en la universidad de Puerto Rico (recinto Río de Piedras). Es miembro y/o colaborador de asociaciones dedicadas a la ayuda a personas con TDAH en diversos países como: CHADD (USA) o FEAADAH (España). Ha escrito decenas de publicaciones dedicadas al TDAH entre las que destacan “El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: Un Manual de Trabajo clínico” co-escrito con Russell Barkley y la obra que nos ocupa. Actualmente, a pesar de estar jubilado sigue colaborando en proyectos destinados a mejorar la inclusión escolar del alumnado con TDAH. 

Descripción.

El libro es una guía didáctica dirigida tanto para padres como para educadores donde se explican todos los pormenores del TDAH que pueden ser de utilidad para comprender qué les ocurre a quienes lo padecen. El prólogo del mismo está escrito por Russell Barkley (referencia fundamental en el TDAH). Y es que la primera cosa que se ha de destacar del libro es que el autor está con un pie  en USA, teniendo conocimiento de las últimas investigaciones, y por otro en Puerto Rico siendo capaz de trasladar y adaptar dicho conocimiento al contexto de una cultura hispana en la que los mismos síntomas pueden ser percibidos de una manera diferente. 

El libro da una descripción de los principales síntomas del TDAH en un contexto educativo y familiar sirviéndose de ejemplos de casos reales en los cuáles se clarifican los límites para reconocer cuándo podemos estar frente a lo patológico y cuándo no.

Otro eje vertebrador del libro es la autoestima y su relación con el trastorno. En este sentido da unas pautas de cómo comunicar los errores de la forma más adecuada y sobre todo cómo comunicar y resaltar los aciertos tanto en casa como en la escuela, desarrollando así una personalidad sana que nos ayude a prevenir posibles trastornos afectivos. De esta manera se establecen unas líneas básicas para establecer un nivel de exigencia óptimo (desarrollando la responsabilidad) pero teniendo en cuenta las dificultades específicas que entraña el trastorno, para ello es imprescindible saber cómo comunicar y, sobre todo, cómo establecer una relación familia-escuela para lo cual se dan pautas y protocolos concretos.

También se habla de las posibles comorbilidades con problemas de lecto-escritura o con trastornos como el negativista-desafiante. En el apartado de conductas es de destacar las orientaciones prácticas que ofrece para construir y sistematizar programas motivacionales de refuerzo en las distintas etapas educativas que van desde la primaria a la adolescencia así como programas de retirada de privilegios o castigos los cuales han de ser aplicados como último recurso. A pesar de todo, el autor no deja de recordar que no dejan de ser orientaciones y que cada caso concreto puede reunir particularidades que han de ser tratadas por el especialista correspondiente. También hay un apartado en el que se dan nociones básicas sobre los distintos tipos de medicación.

Pero quizá lo más importante es la increíble facilidad de lectura del libro conseguida gracias a una redacción amena y a la inclusión de ilustraciones y gráficos explicativos que sirven de apoyo para clarificar los conceptos básicos así como para dar orientaciones prácticas. Un libro básico para aquellas personas, especialmente padres,  pero también educadores que quieren empezar a informarse de cómo lidiar satisfactoriamente con el TDAH.


Título original: Hiperactivo, impulsivo, distraído ¿me conoces?
Autores: José J. Bauermeister
Editorial:COHS, Consultores en Ciencias Humanas, S.L. (Grupo ALBOR-COHS).
Páginas:225
Originalidad: 8
Nivel técnico:9
Facilidad de lectura:10
Valoración Global: 9
Lo mejor:  Las descripciones con ejemplos y las orientaciones prácticas a la hora de cómo comunicar y cómo reforzar.
Lo peor: nada.

viernes, 18 de marzo de 2016

TDAH y comorbilidad: la ansiedad.

En esta entrada vamos a hablar de una de las comorbilidades que más sufren las personas con TDAH: la ansiedad. Trataremos de clarificar los conceptos básicos para tener una comprensión más clara de esta patología y, sobre todo, de su relación con el TDAH.

¿Qué es? 




Podemos definir a la ansiedad como una serie de respuestas desproporcionadas que surgen tras percibir algo como amenazante. Estas respuestas pueden ser:

  • Motoras:  salir corriendo, voz temblorosa, cerrar los ojos,….
  • Fisiológicas:  aumento de la frecuencia cardiaca, mayor tensión muscular, molestias de estómago,….
  • Subjetivas:  pensamientos de peligro, pensamientos de ausencia de capacidad, visualización de daños corporales,….
La ansiedad provoca un nivel de activación (o arousal) alto en la persona que lo padece. O sea, hace que la persona se sobre-active y esté en un estado exagerado de hipervigilancia con relación a la situación en la que está inmersa. Cuando este estado llega a provocar episodios de reacciones fisiológicas incontrolables (falta de oxígeno, opresión en el pecho, mareos) se produce lo que comunmente se conoce como ataque de pánico.  Los cuales pueden desencadenarse sin una causa aparente. La presencia de estos episodios pueden generar más miedo aún a los mismos agravando y retroalimentando aún más la patología. Una frase que puede describir la sensación de una persona con ansiedad es como tener miedo de tener miedo... 

La presencia de los trastornos de ansiedad es bastante alta, sólo el Trastorno Generalizado de Ansiedad tiene una incidencia del 5%. Se estima que alrededor de dos tercios de la población que sufren ansiedad tienen además un trastorno comórbido.  

Criterios diagnósticos.


El DSM V distingue varios trastornos de ansiedad: 

  • Trastorno de ansiedad por separación. 
  • Mutismo selectivo. 
  • Fobia específica. 
  • Fobia social. 
  • Trastorno de Ansiedad Social (fobia social). 
  • Trastorno de pánico. 
  • Agorafobia. 
  • Trastorno de Ansiedad Generalizada. 
  • Trastorno de Ansiedad Inducido. 
  • Trastorno de Ansiedad Especificado. 
  • Trastorno de Ansiedad no Especificado. 

Vamos a describir los criterios que nombra dicho manual para el trastorno más frecuente: El Trastorno de Ansiedad Generalizada o TAG. 




A. Ansiedad y preocupación excesiva (anticipación aprensiva), que se produce durante más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar).
B. Al individuo le es difícil controlar la preocupación.
C. La ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado ausentes durante los últimos seis meses):
Nota: En los niños, solamente se requiere un ítem.
1. Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
2. Fácilmente fatigado.
3. Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.
4. Irritabilidad.
5. Tensión muscular.
6. Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).
D. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
E. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidismo).
F. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad o preocupación de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valoración negativa en el trastorno de ansiedad social [fobia social], contaminación u otras obsesiones en el trastornoobsesivo-compulsivo, separación de las figuras de apego en el trastorno de ansiedad por separación, recuerdo de sucesos traumáticos en el trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en la anorexia nerviosa, dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave en el trastorno de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias delirantes en la esquizofrenia o el trastorno delirante.

TDAH  y Ansiedad. 

La relación entre ambos trastornos es muy alta como indican múltiples estudios. En la población infantil pueden llegar a tener una incidencia del 25% (ansiedad de separación y fobias específicas) y en la población adulta de un 30 a un 35%. El riesgo de padecer ansiedad en la edad adulta aumenta si el TDAH no ha sido tratado en la infancia. 

Aunque la ansiedad puede aparecer comórbida de forma generalizada con el TDAH, los factores más facilitadores de la ansiedad en el TDAH son los siguientes: 

  • Perfiles inatentos (TDAH  + Tempo Cognitivo Lento). 
  • Entornos familiares desestructurados y estresantes. 
  • Ser víctima de acoso escolar. 
  • Presencia de Trastornos del Espectro Autista comórbidos con el TDAH. 
  • Presencia de Síndrome de Tourette comórbido. 
  • Presencia de trastornos de ansiedad en alguno de los progenitores. 

Intervención.

Cuando la ansiedad está presente en el TDAH lo más importante es intervenir sobre la sintomatología que causa la misma. Por lo tanto lo prioritario es reducir el nivel de activación. Esto puede explicar por qué el tratamiento basado en estimulantes no es efectivo en personas con TDAH y ansiedad ya que estos lo que hacen es precisamente aumentar dicho nivel de activación o arousal como forma de estimular el rendimiento ejecutivo que está mermado. De esta manera no se suelen recomendar fármacos estimulantes en estos casos, al menos, hasta que no se hayan controlado los síntomas de ansiedad mediante un tratamiento específico que puede incluir fármacos y psicoterapia cognitivo-conductual. 

Se sabe que en la infancia las personas que sufren ansiedad responden muy favorablemente a tratamientos de caracter psicosocial como programas de habilidades sociales y estrategias cognitvo-conductuales en comparación a otros sujetos con TDAH pero sin ansiedad. 




También es de extremada importancia tratar el trastorno de ansiedad de un progenitor en caso que esto suceda ya que de lo contrario puede mermar las capacidades de afrontamiento de situaciones difíciles de la persona con TDAH además de predisponer a ésta a sufrir trastornos de ansiedad. 
  

También es posible que muchas personas con TDAH presenten síntomas de ansiedad más elevados que la mayoría de la población debido al mal manejo de las funciones ejecutivas ante situaciones difíciles pero no lleguen a cumplir los criterios de un trastorno de ansiedad propiamente dicho ya que los síntomas no llegan a ser generalizados. En estos casos el tratamiento específico del TDAH  puede reducir dichos síntomas. 


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