viernes, 25 de diciembre de 2015

El TDAH y el Perdón.




Uno de los ingredientes fundamentales dentro de los programas de asesoramiento a Padres de personas con TDAH es la práctica del perdón. Pero ¿Qué significa perdonar? Existe la idea extendida de que perdonar es expresar a otra persona (o a uno mismo) la voluntad de que hemos aceptado lo que nos ha hecho en el pasado y de que pasamos por alto el daño que nos pudo causar. Muchas veces, la frase "pero no olvido" acompaña a nuestro perdón. ¿Es este un verdadero perdón? ¿Cuál es el ingrediente clave para saber si hemos perdonado o no? La palabra clave en este caso sería el resentimiento. Si cada vez que nos cruzamos con esa persona (o la vemos en el espejo), nos invade una sensación de revancha y  podemos decir que es un fuerte indicador de que aún no hemos perdonado de verdad 

Pero ¿perdonar supone olvidar en el sentido de borrar de la memoria lo que sucedió sin más como si tuviéramos amnesia? ¡Claro que no! Casi nunca olvidamos lo que nos ha pasado y, de hecho, si nos esforzamos por hacerlo, más presente tendremos el recuerdo de lo que sucedió. La clave es saber cómo desconectar esas emociones tan nocivas que hemos asociado a ese hecho concreto sin que estas nos atrapen y nos causen ese dolor que nos sigue molestando en el presente (como si no tuviéramos suficiente con lo que ocurrió en el pasado) y que sigue condicionando nuestro futuro...Hacer esto conlleva un proceso personal en el que normalmente aprenderemos a compadecernos de lo que sucedió, a observar la situación desde otras ópticas, a considerar factores con los que antes no contábamos y por qué no decirlo a renunciar a ese rol de víctima que tanto consuelo nos da, por un lado, pero que tan poco nos deja avanzar, por otro. 

Una vez que hemos hecho esto, será cuando decidiremos cuán larga será nuestra distancia que pondremos de por medio (si es que la ponemos) con esa persona ya que perdonar no implica consentir y si consideramos que nos conviene mantenernos lejos lo haremos pero, en todo caso, estaremos libres de ese rencor que estaba secuestrando nuestras ganas de seguir viviendo nuestra vida. 



Ahora que hemos aclarado qué significa perdonar vamos a exponer las tres líneas que recomienda Russell Barkley (uno de los mayores expertos mundiales en el trastorno) a los padres de niños con TDAH. : 

  • La primera de ellas es perdonar a sus propios hijos. El trastorno les va hacer cometer errores, muchos errores, si los comparamos con otros niños de su edad.  Pero estos errores, en su mayoría, no serán el reflejo de una forma de actuar negligente sino a una falta de ajuste entre las exigencias de un medio que no está adaptado a sus necesidades. Librémosles de nuestros resentimientos que bastante tendrán con sufrir las consecuencias de sus fallos. 
  • La segunda es aprender a perdonarse a sí mismos. Ejercer el rol de padres no es nada fácil en esta sociedad en la que las exigencias son mayores y el tiempo escasea cada vez más. Habrá ocasiones en las que, víctimas de la saturación y la falta de apoyos podremos perder el control. Todos los padres cometen errores. Para este tipo de perdón ayuda mucho tomar como referencia modelos de "superación" y no modelos "perfectos" de padres. Podemos cometer errores, reconocerlos y tratar de contar con más recursos la próxima vez... 
  • Por último es aprender a perdonar terceras personas que, desde fuera, víctimas de la ignorancia acerca del TDAH, achacan a la "incompetencia" de los padres  las dificultades que el hijo o hija tiene en su vida diaria lo cual supone una dificultad añadida al reto de criar a alguien con TDAH, el sobrellevar los desafortunados juicios de valor que muchas veces otros padres o, incluso, otros profesionales del ámbito educativo y clínico. Todo esto muchas veces requiere de disponer de unos recursos extra para afrontar esa falta de comprensión que tanto daño puede causar. 
Como ya hemos apuntado, perdonar supone un proceso en el cual serás capaz de ver de manera compasiva (o incluso con humor) a esa persona que eras tú en aquella situación en la que sufría tanto pero que ahora sabe cómo poner los límites adecuados para que no vuelva a ocurrir en el futuro. La práctica de disciplinas como el mindfulness puede ayudarte a acelerar dicho proceso.

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