Parece paradójico que en un blog titulado soluciones no directivas hablemos del tratamiento conductual ya que éste de no directivo, a priori, tiene poco. Pero ante todo queremos aclarar que el uso del mismo en el TDAH, en un principio no tiene unos fines didácticos sino PROTÉSICOS.
Como ya se explica en varias entradas, el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a las funciones ejecutivas afectando entre otras cosas a la memoria de trabajo la cual nos permite tener en mente una serie de datos necesarios con los que desenvolvernos en nuestro entorno diario. Cuanto más complicado y exigente sea dicho entorno, más en evidencia se van a poner los síntomas del TDAH como desorganización, descuidos, olvidos, etc... De esta manera, cuando hablamos de tratamiento conductual en el TDAH, en un principio, nos estamos refiriendo a adaptar los entornos de maneras diversas como:
- En la escuela: poner carteles en los que se indiquen las cosas que hay que llevar, poner alarmas en los exámenes que indiquen el tiempo cada vez que transcurran 15 minutos a modo de recordatorio, eliminar la clase de posibles distractores, organizar las tareas en la pizarra por orden de importancia, estructurar las tareas en intervalos más cortos, establecer un sistema diario de recompensas por fichas o puntos que premien las veces que la persona con TDAH termina a tiempo ...
- En casa: poner carteles en la habitación con instrucciones ordenadas de las rutinas diarias: (levantarse, vestirse, hacer la cama, desayunar, lavarse los dientes...) con temporalizaciones marcadas con avisadores y alarmas. Es muy interesante hacer una lista con objetivos diarios que, a medida que va creciendo el niño o niña, puede ir elaborando de forma conjunta con los adultos y pactando los premios a conseguir.
De esta manera, más que modificación de conducta lo que requiere el TDAH es una modificación del entorno que compense las carencias en las funciones ejecutivas y que de alguna manera las externalice y facilite la adquisición de hábitos. Dichas modificaciones, dicho sea de paso, pueden ser beneficiosas, en muchos casos, para el conjunto del alumnado.
Ahora bien, hemos de puntualizar que estamos hablando de tratar los síntomas del TDAH puro. En ocasiones, éste se presenta con trastornos de conducta como el TOD o el Trastorno Disocial, los cuales, la inmensa mayoría de las veces son aprendidos y aparecen de forma secundaria precisamente debido a un desajuste entre el entorno y la persona. En estos casos las técnicas de modificación de conducta pueden adquirir caracter más instructivo y terapeutico y pueden requerir una formación más específica, pero en principio adaptar el entorno es algo que no va a requerir unas modificaciones significativas en el currículo escolar ni en la dinámica familiar y que mejorará enormemente la calidad de vida de la persona con TDAH y pondría las bases para su propio desarrollo en el futuro, siempre y cuando estas modificaciones estén destinadas a promover la autosuficiencia de la persona.
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Hola. Mi hijo fue diagnosticado con trastorno de déficit de atención sin hiperactividad a los 9 años después de fracaso continuo desde primero de primaria. Fue tratado por sicólogos varios años, y nosotros utilizamos los cuadros con las rutinas diarias de aseo y orden pero ahora con 13 años todavía no ha incorporado ninguna rutina. Además de tener trastornos de conducta como la oposición desafiante negativista sobre todo en casa y conmigo que soy su madre. ¿Debemos de seguir con éste sistema de ayuda y apoyo en todas sus tares, tanto escolares como domésticas aunque no veamos ningún avance?
ResponderEliminarLa verdad es que es una situación que desgasta mucho y dan ganas de tirar la toalla.
Gracias de antemano.
Hola Aránzazu. Tal como dice el profesor Barkley en el video que se adjunta en esta entrada, los cuadros con rutinas, las fichas, las alarmas, etc.. . están diseñadas para dotar a la persona de una estructura que precisamente no tiene internalizada en su cabeza o le cuesta horrores hacerlo. Todas estas medidas son como el bastón que necesita llevar un cojo para andar mejor. Por lo tanto quejarse de que no internaliza las rutinas es como quejarse de que el cojo sin bastón no sabe andar o anda muy mal. Ahora bien, lo que sí ha de cambiar a medida que crece alguien es la persona que diseña esas rutinas. Con 8 años los padres pueden diseñarle las rutinas y a medida que alguien es más mayor se ha de "programar" de forma gradual las suyas propias, esto quizá le motive más. Se pueden usar canciones de música que le gusten para controlar el tiempo en lugar de alarmas y dar unos márgenes más amplios para realizar las actividades. Quizá el sistema de premios ha de cambiar. Por ejemplo cuando se está duchando (quizá sus duchas ahora sean más largas) puede escuchar que ha terminado una canción y sabe que le queda otra más para terminar y vestirse. No obstante entras en la adolescencia, la cual es difícil para cualquier padre. En este periodo suele ser mejor preguntarse cómo puedes motivarle y convencerle antes que obligarle. Nadie le conoce mejor que tú. Un saludo y mucho ánimo¡¡.
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