El bullying es uno de los problemas que más
preocupan hoy día a la comunidad
educativa debido a las consecuencias que
genera tanto a corto plazo (suicidios, asesinatos) como a largo plazo (estrés
postraumático, ansiedad, etc…). Desgraciadamente, TDAH y Bullying guardan una correlación que no podemos ignorar, de
acuerdo con un estudio que fue llevado a cabo entre estudiantes en el periodo
que va de tercero a sexto grado de primaria y que fue basado en informes de
padres y profesores. Lo que se encontró es que el 58% de las personas que tenían TDAH habían estado implicados, de una
manera u otra, en los casos de violencia escolar. Si lo desglosamos quedaría así:
·
Un 27% de personas con TDAH
fueron víctimas del acoso escolar.
·
Un 17% de personas con TDAH
ejercieron el rol de acosadores.
·
Un 14% de las personas con
TDAH ejercieron ambos roles.
En este artículo nos vamos a centrar en las
situaciones en las que las personas con TDAH son víctimas (un 41% del total de
aquel estudio de las cuales el 27% lo fueron en exclusiva). Pero antes
definamos de qué estamos hablando.
¿Qué es el Bullying?
Podemos definirlo como la violencia mantenida,
mental o física, guiada por un individuo o por un grupo y dirigida contra otra
persona que no es capaz de defenderse a sí misma en esa situación, ante el
silencio del grupo de espectadores que asiste pasivamente a la agresión, que se
desarrolla en el ámbito escolar.
La intimidación surge de la
interacción de cuatro factores:
- Una víctima que sufre la agresión o acoso.
- Un matón, abusón o chulo que hace la intimidación.
- Unos espectadores pasivos que presencian la agresión sin hacer nada.
- Un contexto familiar, escolar o social que ignora o permite la intimidación.
Bullying y TDAH
como víctimas.
De forma genérica, se sabe que cualquier persona puede ser víctima pero hay factores de riesgo que hacen que pueden hacer a alguien más vulnerable o tenga más probabilidades de sufrir acoso escolar:
- · Físicos: ser varón, ser obeso, ser físicamente débil, tener problemas de aprendizaje…
- · Personales: introversión, inmadurez, inseguridad, baja autoestima, sumisión,…o también altas capacidades o algo que haga destacar a la persona.
- · Sociales: pertenencia a minorías étnicas, dificultad para hacer amistades.
El TDAH puede presentar ciertas características que provoquen las burlas de cierto sector del alumnado (sobre todo si estas son toleradas e incluso fomentadas por el profesorado), también si va acompañado de otras características como la dislexia u otras dificultades de aprendizaje como el Tempo Cognitivo Lento que puedan poner a la persona en evidencia. Con esto me refiero a que muchas veces el estilo de
enseñanza del docente puede ejercer una gran influencia respecto a la
aparición o no de conductas de acoso de forma indirecta mediante lo que se
conoce como currículum oculto. Cada
vez que una persona con TDAH comete un error de cualquier tipo en el aula y el
docente toma una reacción como suspirar, ridiculizar o comparar con el resto
del alumnado, o fomenta y/o permite que se rían de él o ella, está
transmitiendo de forma implícita cierta tolerancia hacia la aparición de
conductas de acoso hacia esa persona. Por el contrario, si ante los posibles
errores intenta utilizar otras estrategias de enseñanza y además no permite que
en su clase nadie se ría de nadie fomentando el respeto estará enseñando y
fomentando valores incompatibles con la aparición de dichas conductas…
La respuesta al
bullying
Como ya hemos indicado en la definición de
Bullying, éste surge de una relación de factores de tipo personal y contextual.
Lo sabio es saber cuáles de ellos pueden estar bajo nuestro control en mayor
medida. Por ejemplo, factores como los valores sociales imperantes de
competitividad y las condiciones sociales bajo las que vive el grupo clase no
es algo que podamos controlar directamente.
Sin embargo hay una serie de factores en los
que sí podemos influir de forma preventiva (antes de que suceda el acoso):
La víctima: si el TDAH y las dificultades que pudieran existir están debidamente tratadas y la persona está integrada en un entorno facilitador, esto en sí mismo ya es un factor de protección hacia la aparición de conductas de acoso. Especialmente si el profesorado es consciente de sus dificultades y no se dedica a estigmatizar. Aunque no debemos olvidar que, a pesar de todo, cualquiera puede sufrir bullying...
La familia: Se han de organizar jornadas de sensibilización que entre otras cosas permitan
reconocer lo más rápido posible los posibles síntomas que presentan las
víctimas en las etapas iniciales del acoso. Algunos de éstos son “pérdida” más
frecuente de lo habitual de objetos como gafas, estuches, etc.; hematomas
achacados a caídas y accidentes de forma habitual; cambios de humor; negativa a
realizar excursiones, miedo repentino a ir al colegio, pesadillas, terrores nocturnos, etc...Lo más importante es no minimizar cada uno de estos síntomas y reaccionar rápidamente ya que muchas veces la víctima no se atreve a hablar del tema por vergüenza.
El contexto escolar: Se puede presionar al centro
escolar para que adopte protocolos de actuación con medidas disciplinarias frente
al bullying y quede reflejado en los documentos del centro. También podemos
recabar información de los casos de bullying documentados que se hayan
presentado en el centro a lo largo de su existencia y sacarlos a la luz en caso
de que se aprecie una alta incidencia. Esto es algo de lo que cualquier centro
debería de avergonzarse y tomar medidas.
Recalco que estas medidas son preventivas. Cuando el acoso ya está haciendo mella en la víctima, ésta ha de ser debidamente tratada y apoyada de forma incondicional por la familia, el centro y especialistas de la salud mental para evitar lo antes posible la cronificación de posibles secuelas.
Recalco que estas medidas son preventivas. Cuando el acoso ya está haciendo mella en la víctima, ésta ha de ser debidamente tratada y apoyada de forma incondicional por la familia, el centro y especialistas de la salud mental para evitar lo antes posible la cronificación de posibles secuelas.
Antes de finalizar no puedo dejar de mencionar que ha habido casos de bullying que han llevado a un falso diagnóstico de TDAH puesto que una de las consecuencias más frecuentes del bullying es el Trastorno de Estrés Postraumático y éste en algunas de sus fases pudiera compartir algunos síntomas con el TDAH como dificultades de atención, irritabilidad y problemas con el sueño que han llevado al diagnóstico erroneo, confundiendo causas con consecuencias, que no ha hecho sino empeorar y re-victimizar a la persona afectada. Hay que dejar claro que el TDAH no es algo que surja de repente sino que es algo estable que tiene la persona y que normalmente se manifiesta desde la etapa infantil. Por lo tanto, es importante recalcar que el diagnóstico del TDAH no es un mero trámite y ha de ser realizado de manera cuidadosa por un equipo competente de especialistas.
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