Los trastornos depresivos son una de las comorbilidades que se pueden
presentar con el TDAH. Vamos a trazar de definir en qué consisten y cuál es su
relación con el TDAH.
¿Qué es?
Entendemos por depresión a la presencia de un estado de ánimo bajo,
con pérdida del interés en casi todas las áreas y actividades, lo cual provoca
un cambio drástico en la manera de ser de la persona, previo a
la aparición de estos síntomas, y con características agregadas como alteraciones
a nivel fisiológico, cognitivo y conductual.
Conviene resaltar que la presencia de un trastorno depresivo es
algo muy diferente a tener baja autoestima lo
cual es muy frecuente en el TDAH debido al historial de experiencias de fracaso
y críticas continuadas que la persona acarrea a lo largo de su vida. Si
bien es cierto que una cosa (baja autoestima) puede llevar a la otra (trastorno
depresivo) afortunadamente en la mayoría de los casos no es así. La
persona con baja autoestima infravalora sus capacidades y tiende a evitar
involucrarse en situaciones cotidianas como conocer gente, buscar un trabajo
mejor porque no se siente capaz. Lo más frecuente es que se sienta
desmoralizada e insatisfecha por el no cumplimiento de sus metas en la vida.
Puede arrastrar cierto malestar pero a pesar de todo puede levantarse todos los
días y llevar una vida normal e incluso tener momentos en los que realice
actividades en las que disfruta como quedar con un grupo de amigos o hacer
ejercicio. Obviamente, la persona con baja autoestima también requerirá ayuda y
apoyo pero será distinto al que pueda requerir alguien con un trastorno
depresivo.
Por el contrario, una depresión es un trastorno del ánimo serio que implica
un riesgo potencial para la salud de la persona debido a la presencia de síntomas
neurofisiológicos que afectan a actividades básicas como comer y
dormir y sobre todo la presencia de ideas recurrentes que incluyen los
autorreproches o el suicidio. La persona con depresión muchas veces no
quiere ver a nadie ni está motivada para hacer actividades con las que pudiera
disfrutar con anterioridad presentando episodios de irritabilidad.
Criterios diagnósticos.
El DSM V distingue varios trastornos depresivos:
- Trastorno
Depresivo Mayor.
- Trastorno
Depresivo Persistente (distimia).
- Trastorno
Disfórico Premenstrual.
- Trastorno
Depresivo debido a otra afección médica.
- Otro
trastorno depresivo especificado.
- Otro
trastorno depresivo no especificado.
- Trastorno
de desregulación destructiva del estado de ánimo.
Vamos a describir los criterios que nombra dicho manual para los dos
más frecuentes: El Trastorno Depresivo Mayor y el Trastorno Depresivo
Persistente (distimia).
Trastorno
de depresión mayor.
A. Cinco (o más) de los
síntomas siguientes han estado presentes durante el mismo período de dos
semanas y representan un cambio del funcionamiento previo; al menos uno de los
síntomas es (1) estado de ánimo deprimido o (2) pérdida de interés o de placer.
Nota: No
incluir síntomas que se pueden atribuir claramente a otra afección médica.
1. Estado de ánimo
deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se desprende
de la información subjetiva (p. ej., se siente triste, vacío, sin esperanza) o de
la observación por parte de otras personas (p. ej., se le ve llo roso). (Nota: En
niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.)
2. Disminución
importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la
mayor parte del día, casi todos los días (como se desprende de la
información subjetiva o de la observación).
3. Pérdida importante
de peso sin hacer dieta o aumento de peso (p. ej., modificación de más del
5% del peso corporal en un mes) o disminución o aumento del apetito casi todos
los días. (Nota: En los niños, considerar el fracaso para el
aumento de peso esperado.)
4. Insomnio o
hipersomnia casi todos los días.
5. Agitación o retraso
psicomotor casi todos los días (observable por parte de otros; no
simplemente la sensación subjetiva de inquietud o de enlentecimiento).
6. Fatiga o pérdida de
energía casi todos los días.
7. Sentimiento de
inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante)
casi todos los días (no simplemente el autorreproche o culpa por estar enfermo).
8. Disminución de la
capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos
los días (a partir de la información subjetiva o de la observación por parte de
otras personas).
9. Pensamientos de
muerte recurrentes (no sólo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin
un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a
cabo.
B. Los síntomas causan
malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras
áreas importantes del funcionamiento.
C. El episodio no se puede
atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica.
Nota: Los
Criterios A–C constituyen un episodio de depresión mayor.
Nota: Las
respuestas a una pérdida significativa (p. ej., duelo, ruina económica,
pérdidas debidas a una catástrofe natural, una enfermedad o discapacidad grave)
pueden incluir el sentimiento de tristeza intensa, rumiación acerca de la
pérdida, insomnio, pérdida del apetito y pérdida de peso que figuran en el
Criterio A, y pueden simular un episodio depresivo. Aunque estos síntomas
pueden ser comprensibles o considerarse apropiados a la pérdida, también se
debería pensar atentamente en la presencia de un episodio de depresión mayor
además de la respuesta normal a una pérdida significativa.
Esta decisión requiere
inevitablemente el criterio clínico basado en la historia del individuo y en
las normas culturales para la expresión del malestar en el contexto de la
pérdida.
D. El episodio de
depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo,
esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u otro
trastorno especificado o no
especificado del espectro
de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
E. Nunca ha habido un
episodio maníaco o hipomaníaco.
Nota: Esta
exclusión no se aplica si todos los episodios de tipo maníaco o hipomaníaco son
inducidos por sustancias o se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de
otra afección médica.
Trastorno
depresivo persistente (distimia).
En este trastorno se
agrupan el trastorno de depresión mayor crónico y el trastorno distímico del
DSM-IV.
A. Estado de ánimo
deprimido durante la mayor parte del día, presente más días que los que
está ausente, según se desprende de la información subjetiva o de la
observación por parte de otras personas, durante un mínimo de dos años.
Nota: En niños
y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable y la duración ha de ser
como mínimo de un año.
B. Presencia, durante
la depresión, de dos (o más) de los síntomas siguientes:
1. Poco apetito o
sobrealimentación.
2. Insomnio o hipersomnia.
3. Poca energía o fatiga.
4. Baja autoestima.
5. Falta de concentración
o dificultad para tomar decisiones.
6. Sentimientos de
desesperanza.
C. Durante el período
de dos años (un año en niños y adolescentes) de la alteración, el individuo
nunca ha estado sin los síntomas de los Criterios A y B durante más de dos
meses seguidos.
D. Los criterios para
un trastorno de depresión mayor pueden estar continuamente presentes durante
dos años.
E. Nunca ha habido un
episodio maníaco o un episodio hipomaníaco, y nunca se han cumplido los criterios
para el trastorno ciclotímico.
F. La alteración no se
explica mejor por un trastorno esquizoafectivo persistente, esquizofrenia,
trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado del
espectro de la esquizofrenia y otro trastorno psicótico.
G. Los síntomas no se
pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga,
un medicamento) o a otra afección médica (p. ej., hipotiroidismo).
H. Los síntomas causan
malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras
áreas importantes del funcionamiento.
Nota: Como los
criterios para un episodio de depresión mayor incluyen cuatro síntomas que no
están en la lista de síntomas del trastorno depresivo persistente (distimia),
un número muy limitado de individuos tendrán síntomas depresivos que han
persistido durante más de dos años pero no cumplirán los criterios para el
trastorno depresivo persistente. Si en algún momento durante el episodio actual
de la enfermedad se han cumplido todos los criterios para un episodio de
depresión mayor, se hará un diagnóstico de trastorno de depresión mayor. De no
ser así, está justificado un diagnóstico de otro trastorno depresivo
especificado o de un trastorno depresivo no especificado.
TDAH y Depresión.
De acuerdo con ciertos estudios la prevalencia de la
depresión en el conjunto de la población con TDAH es del 25-27%. La
depresión puede presentarse en cualquier momento del ciclo vital pero son la adolescencia seguida de la década de los 30 años las edades
mas frecuentes de aparición.
Los factores más facilitadores de la depresión en el TDAH son los siguientes:
- Predisposición
genética.
- Presencia
de Trastornos Depresivos por parte de alguno de los progenitores.
- Exposición
repetida y continuada ambientes de angustia social y deprivación
durante la infancia.
- Presencia
de Trastorno Oposicionista Desafiante y con Trastorno Disocial en la
infancia.
- Presencia
de baja autoestima desde muy temprana edad.
- Comorbilidad
con el trastorno de ansiedad y fobias sociales en la edad adulta.
Intervención.
Lo más importante en el caso de que haya comorbilidad entre TDAH y
Depresión es tratar el trastorno que más está afectando a la persona de manera
prioritaria que en la mayoría de los casos suele ser la depresión,
especialmente si hay presencia de síntomas neurovegetativos y riesgos de
suicidio.
El tratamiento de la depresión se compone de:
- Medidas
farmacológicas con antidepresivos.
- Tratamiento
psicoterapeutico que se suele centrar en:
- Elevar la autoestima de la persona.
- Dar apoyo.
- Tomar conciencia de los propios sentimientos.
- Asegurar que la persona atribuye los cambios a sí misma.
- Seguimiento y prevención de posibles recaídas
A su vez el tratamiento del TDAH y el de la depresión (en alguna de sus
fases) pueden coexistir y es posible que se tengan que recurrir a fármacos para
el TDAH y para la Depresión de forma simultánea ya que los primeros por sí
solos no reducen los síntomas de la depresión.
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