viernes, 29 de enero de 2016

Sobre el TDAH y las etiquetas.

Algunas veces escucho opiniones por ahí diciendo que el TDAH es una etiqueta más a la que se recurre de forma arbitraria basándose en manifestaciones externas y sin marcadores biológicos que va a estigmatizar a una persona de por vida haciendo que se comporte de un modo determinado. Por etiquetar, en este contexto, podemos entender como calificar a una persona debido a su forma de ser o de comportarse. Por cierto, hablando de etiquetas, se me ocurren unas cuantas: 

  • Bocazas: dícese de la persona que no puede evitar decir algo que no debe.
  • Inquieto (a): persona que es desasosegada. 
  • Desastre: persona incapaz de organizarse. 
  • Olvidadizo: persona que olvida las cosas con facilidad. 
  • Trasto: que es inquieta de forma impertinente y revoltosa. 
  • Torpe: aquella persona que se mueve con dificultad y/o que le cuesta comprender las cosas. 
  • Malcríado: persona acostumbrada a hacer lo que le viene en gana.
  • Vago: persona a la que no le gusta el trabajo ni el esfuerzo que éste implica. 
  • Inútil: persona que hace mal aquello que se supone que es fácil. 
  • Chinche: persona que molesta a los demás. 
  • Lento: persona que tarda más de lo normal en terminar sus tareas. 
  • Empanado (a): persona que no se entera de las cosas. 
Todas estas "etiquetas" son utilizadas para describir a los demás de forma reiterada basándose en manifestaciones externas que no entrañan un análisis muy amplio. Me gustaría que la gente que dice que con el TDAH se etiqueta a la población infantil, hubieran estado escuchando estos adjetivos hacia su persona durante una año de su vida unas 7 u 8 veces al día en su más tierna infancia en casa y en la escuela, que es lo que la población con el trastorno por desgracia suele hacer y así supiese qué es lo que se siente, quizá empezarían a sentir cierto rechazo y desarrollar ciertas emociones un tanto difíciles de gestionar lo cual les haría comportarse de maneras extrañas o poco adaptativas haciendo que surgiesen otras etiquetas como:
  • Malo (a): persona que realiza acciones con malas intenciones.
  • Rebelde: persona dificil de domar o de manejar. 
  • Problemático (a): persona que entraña dificultades. 
  • "Marrones": persona que sufre los castigos merecidos o no. 
  • Bruto (a): persona con malos modos. 
  • Desequilibrado (a): persona que no tiene lógica en sus actos y en sus pensamientos. 
  • Delincuente: persona que infringe la ley. 
  • Perdedor(a): persona que casi nunca tiene éxito en lo que emprende o realiza.  
  • Drogata: persona enganchada a una o varias drogas que se mueve dentro de la marginalidad. 
O quizá pudiesen superarlo como hacen apróximadamente un tercio de las personas que no fueron diagnosticadas y supieron seguir adelante gracias a factores como un buen entorno, otros talentos o una capacidad que llamamos resiliencia. Ya que a pesar de todo la persona que tiene TDAH siempre será más que TDAH.



Cuando se diagnostica a alguien de TDAH es porque muestra una serie de síntomas característicos de un porcentaje de la población (5-7%) que los tiene independientemente de su nivel socio-económico, raza, origen o tipo de familia y no, no es que se diagnostiquen más personas, es que el modo de vida en el que vivimos es cada vez más complejo y competitivo y va a hacer que dichos síntomas se hagan más visibles y pongan en evidencia una disfunción en un mundo que tecnológicamente avanza a pasos agigantados pero que en cuestiones de tolerancia, convivencia y respeto parece que retrocede por momentos. Y está claro que no se hace para que la persona que tiene la "etiqueta" se auto-justifique o para que quienes le rodean le discriminen, el propósito es conocer el tipo de necesidades y a partir de éstas buscar los apoyos necesarios y seguir adelante llevando una vida lo más digna posible. 

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